FUNDACIÓN DIPER
En favor de la Dignidad de las Personas
Digamos primero en qué no consiste.
La dignidad humana no viene dada por el hecho de que el hombre y la mujer estén dotados de razonamiento y de una especial capacidad de juicio. Es cierto que esto nos diferencia notablemente respecto al resto de seres vivientes. La diferencia entre la dotación intelectual de los hombres y las mujeres con respecto a los de la serie animal más próximos, como pueden ser los simios, primates y orangutanes, dista tanto que nos hace radicalmente diferentes. No tenemos más que contemplar la modificación del mundo obrada por el hombre (ciudades, viajes interestelares…) para ver la radical diferencia entre unos y otros. Sin embargo, con ser muy importante esta diferencia entre nuestras respectivas especies, no podemos decir que sea en esta facultad de la inteligencia y del raciocinio donde descansa la Dignidad en la Persona.
Si así fuera, todas aquellas personas que no tienen desarrolladas estas facultades intelectivas, como en el caso de las oligofrenias profundas y otras enfermedades similares, no podríamos decir de ellas que tienen la Dignidad Humana. Tampoco podríamos decir que tienen Dignidad Humana aquellas personas que se encuentran en situación de coma, en las unidades de cuidados intensivos o en la situación de terminales, porque al no poder hacer uso de su inteligencia, es como si no la tuvieran.
La Dignidad Humana tampoco es algo que pertenezca a determinados linajes humanos. No es algo que pertenece a reyes, a potentados o a personajes de linajes ilustres. Y no es algo que se hereda de generación en generación como si se tratase de la transmisión de una especie de realengo de unas personas a sus descendientes. La Dignidad no es cosa de unos pocos, favorecidos por la cuna.
Tampoco tiene que ver la dignidad humana con los altos valores morales de las personas. No es la Dignidad Humana algo que la persona puede conseguir o lograr en virtud de un comportamiento moral más o menos exquisito; o por algo que ha conseguido una determinada persona y que haya beneficiado a toda la raza humana (descubrimientos médicos, etc…). A pesar de que muchos de los filósofos se han inclinado por esta opción de considerar la dignidad solo como algo que la persona consigue por los merecimientos de su vida y obra, esta dignidad habría que escribirla en todo caso con minúsculas y no con mayúsculas, la dignidad no se fundamenta en ello porque si no, serían muy pocas las personas que podían disfrutar de esta Dignidad con mayúsculas de la que estamos hablando.
Digamos en qué no consiste.
La Dignidad Humana descansa en el fundamento de que corresponde a toda persona por el mismo hecho de su existencia. La persona tiene derecho a su Dignidad por el mero hecho de existir. Es una Dignidad que viene dada al que va a nacer, a los que nacen, a los que viven pese a cualquier tipo de limitación y a los que mueren. Es una Dignidad que nos viene dada con el origen humano de nuestra existencia.
Hablar de la Dignidad de la Persona tiene una gran importancia para el hombre y la mujer, sobre todo por las consecuencias negativas de no hacerlo. Los grandes desastres de las guerras de la humanidad han tenido siempre en su raíz la acción de desposeer de la dignidad humana a aquellas personas a las que se atacaba. Quitándoles la dignidad ya no eran más que objetos de los que uno puede prescindir. Por eso es tan importante defender la dignidad de la persona en todo momento, en ella estriba la defensa ante un buen numero de situaciones que nos condicionan día a día.
La Dignidad nos viene dada con nuestra propia existencia, que tiene las propiedades de la Vida misma. Lo primero que nos impresiona es ver el carácter de misterio que tiene y las limitaciones que tenemos para pensar en ello y lograr entenderlo. La Vida se nos da como misterio y esto es algo a la vez fascinante y sobrecogedor. No sabemos de dónde venimos y nadie nos ha consultado ni pedido permiso para poder existir. Participamos de la existencia y del propio misterio que encierra. En realidad somos misterio que refleja parte del gran misterio de la Vida.
Todos somos iguales de dignos ante esta situación.